Luciana Janaqui
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Ella lee un diario mío, el de ellos, o quizás el suyo propio
2018, performance


Yo participé en un programa de residencia en El Matadero de Madrid de Octubre a Noviembre en el año 2018. Es una performance en la que
actué durante las dos horas que el open studio realizó hacia el final del programa. Durante de mi estancia, estaba trabajando en un proyecto
que se llama mi El Camino cuyo elemento principal es un cuaderno que contiene un diario escrito en Japonés. En la performance, el diario
era traducido verbalmente al español en tiempo real, aunque parecía que solo estaba leyendo en español.

Ese es “mi” diario, pero compuesto con diarios de otros. En el proyecto, mientras estaba caminando por el Camino de Santiago intenté revivir
las historias y eventos registrados en los diarios escritos por ex peregrinos que he coleccionado de internet. En el cuaderno, físicamente
cortando y pegando fragmentos de sus textos impresos, recordé el proceso entero de mi peregrinaje, del día 0 al día 31. Los eventos que me
ocurrieron solamente a mí, los fui añadiendo de forma escrita a mano. Por lo tanto, es un collage de mi diario y de otros, así que puedo llamarlo
“nuestro” diario.

Durante la performance, la persona que estaba leyendo ese diario, al mismo tiempo lo traducía improvisadamente, era una mujer japonesa
establecida en Madrid, como otra persona involucrada (Los espectadores podrían haber entendido mal que ella era la artista, siendo la artista
real Luciana Janaqui). No le pregunté a ella, pero tal vez tendría una experiencia del mismo peregrinaje en su pasado. Si fuese así, aunque
ella estaba leyendo mi diario y los diarios de peregrinos del pasado a cuyos memorias yo pedí prestado, es posible que su voz cubriese
fragmentos de sus propias historias de peregrinaje de algún modo. De esta manera, formulé una configuración donde la propiedad de las
historias era continuado y ambigua.

Junto con esa performance, presenté treinta y nueve fotos que documentan todas las páginas del diario y veintinueve dibujos basados en las
fotos que fueron tomadas por peregrinos del pasado y mías. Además, como una introducción para el proyecto entero, escribí a mano sobre
la pared directamente mi diario del día 32, que es la parte que se compone únicamente por mis propios escritos, que no está en el cuaderno.